Haciendo las Paces con mi Pasado – Español

Desde niña siempre he sido algo rara.  Crecí en la ciudad de Guatemala, en pleno periférico.  Nunca viví en una colonia, ni residencial igual que mis amigos del colegio, es más, en donde vivía era en un vecindario algo peligroso pero yo sin darme cuenta de que lo era.  Nunca salí a jugar foot con los del la cuadra, o a caminar por la colonia.  Es algo complicado explicar si no se vive en Guate, o si solo se ha relacionado una con el mismo círculo social toda la vida.  Mi hermana, mi hermano y yo crecimos jugando video juegos, jugando en la compu, con Barbies, Transformers, GI Joes, lo que se fuera, pero jamás salimos en las tardes de la casa a menos que fuese para ir hacer trabajos en grupo.  Nada de de ir a bicicletear con los del la cuadra.  Siempre añoré esa libertad de salir a platicar con otros niños en las tardes después del colegio (¡Pero tal vez por eso logré siempre entregar todas mi tareas y sacar buenas notas en los exámenes!)  Pero… Yo siempre había querido tener un montón de amigos.  Siempre envidiaba a las personas que conocían a gente de los otros colegios, o que se pasaban de fiesta en fiesta.  Yo quería ser de las niñas cool, pero era más de las nerd.  Yo era de las que no invitaban a las fiestas y preguntaba si podía ir igual, según yo me iban a decir que sí.  No me había dado cuenta que entre las personas de ese círculo social y yo no había mucho en común.  Pero siempre tuve amigas increíbles con las que todavía hablamos.  Salí de fiesta y a las discos pero igual, no pertenecía al círculo de la “mara cool” y me tocaba hacer fila en las discos, y a veces no me dejaban entrar.  Luego crecí y podía hacer lo que se me diera la gana.  Podía elegir a donde ir y hacer colas para entrar a las discos definitivamente no estaba entre mis planes.  Trabajaba, estudiaba, tocaba en una banda… de todo… conocí mucha gente y creo que varia gente me conocía.  Pero luego de años y años me di cuenta que igual no encajo ni aquí ni allá.  Comprendí que no necesitaba ser amiga de todo el mundo, ni relacionarme con toda la gente.  Todo está bien.  Ahora, estoy súper feliz de tener la flexibilidad y la seguridad de salir y estar tanto conmigo, sola, o con mis amigas y amigos que siempre han estado ahí.  Todavía nos juntamos y nos la pasamos tan bien.  Pero nunca me gustó mi versión de niña o adolescente; nunca fui la mejor hermana y hubiera podido ser una mejor amiga. Hasta que cumplí 30 fue que empecé a hacer las paces conmigo misma.  Aprendí que era producto de la sociedad y yo solo estaba viendo como funcionar en ella. Habían un montón de cosas que no me gustaban de mí pero las he ido cambiando poco a poco para bien.  Mi bien. Pero tuve la dicha de crecer en una familia hermosa, mis papás y mis hermanos siempre han estado ahí.  Me costó tiempo y trabajo aceptar mi yo de antes y decirme “te amo”, “te perdono”, “valorá las amigas que tenés”.  Todo va a estar bien.  Todavía (y estoy segura de que no soy la única) me cuesta aceptar mi dualidad.  Mi bien y mi mal.  Pero creo en el equilibrio y creo que aún estoy trabajando por derribar las barreras que una sociedad de doble moral y cristiana me dejaron.  Igual, todavía no encajo en ningún circulo, ni con los músicos, ni con los artistas, ni con las feministas, pero igual… soy feliz.  Y estoy rodeada de gente hermosa.  Ojalá ya hayan hecho las paces ustedes con su pasado.  Llega un autorretrato de mí siento algo rara.  Como sea.